CUENTAS CLARAS Y CHOCOLATE ESPESO
F. Quetzalcóatly la leyenda del cacao.

La Leyenda de Quetzalcóatl

“Qué tan santo es el chocolate que de rodillas se muele, juntando las manos se bate y mirando al cielo se bebe”.
(Refrán popular)
Víctor M. Carrillo
Quetzalcóatl, Dios de teotihuacanos, mexicas, toltecas, olmecas y mayas era tan bondadoso, lo opuesto a su gemelo Tezcatlipoca, Dios de la Oscuridad, a quien siempre quería aniquilar, que tuvo la generosidad de regalar al hombre el árbol de cacao.
Si el culto a Quetzalcóatl lo ha llevado a descender como Serpiente Emplumada incluso a la cultura pop, su obsequio a la humanidad, el chocolate, producto del cacao, se ha convertido en manjar mundial:
En China es un postre tan lujoso que suele ser excelente obsequio en las bodas; las lunetas se crearon en 1941 para que los soldados lo saborearan en pastillas y que no se distrajeran derritiendo las barras grandes.
El chocolate llegó a Francia cuando casaron María Teresa de Austria y Luis XIV, ya que ella era aficionada a esta bebida espumosa.
Incluso cuando María Teresa tuvo descendencia negra con un esclavo, en la Corte subestimaron el hecho argumentando que se debía a que ella consumía grandes cantidades de chocolate.
Milton Hershey, primer propietario de la compañía que fabrica los “Kisses” y que ahora produce 80 millones de “Besos” al día, salvó su vida gracias al chocolate, ya que se preparaba para embarcarse en el Titanic, pero minutos antes decidió no hacerlo para solucionar problemas de su empresa.
La Serpiente Emplumada desciende por la escalinata de la cultura pop
A la Serpiente Emplumada, que desciende cada 21 de marzo por las escalinatas del Castillo de Chichen Itzá en medio de ritos, la usaron para un descenso más terrenal que ayudó a engordar las carteras de la cultura pop.
Quetzalcóatl debutó en televisión en el capítulo “How sharper than a serpent’s tooth” de la caricatura Star Trek, como extraterrestre antagónico, y en las aventuras de Jackie Chan planeando darle a éste su merecido.
DC Comics lo representa como el superhéroe Aztek, Dios de la Luz, que debía derrotar al Dios de la Oscuridad, Tezcatlipoca.
En el videojuego Final Fantasy VIII, Quetzalcóatl es una de las primeras fuerzas guardianas, y en el de Indiana Jones y la Máquina Infernal, éste se enfrenta a Quetzalcóatl.
La serie de televisión Lost Tapes tiene un episodio sobre el hallazgo del pteriosaurio, que pertenece a los pterodáctilos Quetzalcoatlus.
La película The Lost Treasure of the Grand Canyon, narra la aventura de unos científicos que encontraron en el Gran Cañón una ciudad azteca amurallada resguardada por espíritus malignos, incluyendo una Gran Serpiente Voladora de la Muerte llamada Quetzalcóatl.
El escritor Patrick Garone dio vida a La Serpiente Emplumada en su novela Ciudad de los Dioses: El Regreso de Quetzalcóatl, en la que cuenta cómo 2012 sería un año decisivo para la Tierra, y en la que este último defendería al mundo.
Therion, una banda sueca de rock metal sinfónico, creó un tema basado en el regreso de Quetzalcóatl.
En la música tradicional mexicana no se menciona a Quetzalcóatl, sino al regalo que hizo a su pueblo, en un son jarocho llamado El Chocolate.
Parte de la letra dice: “María tero lero le / chocolatito con pan francés … en mi casa no la tomo porque me quemo el gañote / pero si usté me lo bate lo tomaremos al trote”.
El chocolate entra a escena
Pero antes de quemarnos el gañote y de tomarlo al trote, la ruta del chocolate ha tenido muchos vericuetos.
La mitología dice que Quetzalcóatl dio a los toltecas los granos de cacao para que su pueblo estuviera bien alimentado y crecieran personas fuertes, sanas, estudiosas, sabias y artistas.
Quetzalcóatl habría robado un árbol de cacao del paraíso donde vivían los dioses y lo plantó en Tula.
Después le pidió a Tláloc que enviara lluvia para que creciera el árbol. Cuando llovió y éste empezó a crecer visitó a Xochiquetzal, Diosa del Amor y la Belleza, y le pidió que le pusiera flores hermosas.
Con el tiempo el árbol floreció y dio flores y frutos: el cacao, que en la época prehispánica era símbolo de riqueza, y almacenarlo o beberlo era exclusivo para guerreros o personajes de la alta sociedad.
Consumían el cacao mezclado con semillas de zapote y maíz, con el que formaban pequeñas bolas mezcladas con agua caliente que entregaban a los guerreros.
A veces lo preparaban con miel y flores, pimienta, achiote, hierba santa y pinole.
Como símbolo de riqueza, la jícara en donde se servía debía ir acompañada de una cuchara de oro, plata o maderas preciosas.
Además se usaba como moneda, y se dice que Moctezuma acumuló una fortuna de 100 millones de piezas de ese fruto.
Bernal Díaz del Castillo narra en su Historia Verdadera de la Nueva España que Moctezuma, a pesar de tener acceso a una gran variedad de frutas selectas, comía pocas porque prefería tomar chocolate, que le servían en vasijas de oro.
En su crónica agrega que durante un banquete que Moctezuma ofreció a Hernán Cortés, llevaron 50 jarros grandes llenos de cacao espumoso, de los que ambos bebieron.
En situaciones menos diplomáticas, Moctezuma también lo bebía antes de tener relaciones sexuales con sus concubinas, ya que la bebida caliente era considerada afrodisiaca.

Además su consumo se reservaba para grandes acontecimientos de miembros importantes de la élite, como bodas, victorias militares, fiestas patronales, celebraciones del día de muertos y rituales para la siembra y cosechas.
Pero en su libro, Del Castillo da testimonio de que vio cacao en el mercado de Tlatelolco, el más importante de México-Tenochtitlán, y dijo que su uso era común entre la población.
La presencia de ese fruto en México se encuentra plasmada en estelas de piedra que ilustran escenas del Popol Vuh, así como en códices mayas.
Se dice que los olmecas de La Venta, en Tabasco, fueron los primeros en saborear esta bebida.
Moctezuma entrega el cacao, tesoro de Quetzalcóatl, a Cortés
De acuerdo con el Códice Florentino, cuando Moctezuma se enteró de la llegada de los españoles, en el año 1 caña (1519, año en que coincidieron los tres calendarios rituales de los mexicas), “pensó que el recién llegado era nuestro príncipe Quetzalcóatl”, por lo que envió a varios mensajeros a encontrarlo, dirigidos por el sacerdote Yohualichan, a quien dio una orden:
“Dicen que ha salido a la tierra el Señor Nuestro. Id a su encuentro. He aquí lo que habéis de entregar al Señor Nuestro: el tesoro de Quetzalcóatl”, refiriéndose al cacao.
Cinco años después, en 1524, Cortés mandó el primer cargamento de cacao a España, en donde empezó a consumirse como medicina contra el estreñimiento.
En aquella península el chocolate poco a poco fue transformándose y a consumirse por gusto luego de que unos monjes le añadieron azúcar, miel y harina.
Los españoles disfrutaban tanto del chocolate, que a las autoridades católicas les pareció pecaminoso y lo prohibieron calificándolo de blasfemia y relacionándolo con la brujería y las artes de la seducción.
En el son jarocho antes mencionado, algunas coplas registran ese hecho:
“ … te tomaban a toda hora y también en todo lugar / en misa no podía faltar sirviéndote a deshoras dos susurrantes señoras, los sirvientes bate y bate, / el sermón era un desastre; dando la misa se batió, / y hasta el obispo quedó como agua pa’ chocolate, / el obispo hecho camote enseguida te excomulgó / y el destierro le formó charamusca en rollote y el portal chocolatote…”.
Pero el gusto que tenían los peninsulares por el chocolate superó los designios de la Iglesia y sigue consumiéndose, tal como años después lo consideró el novelista español Benito Pérez Galdós: “Sin esta pasta frailuna no pueden vivir los españoles”.